El caso del triple femicidio de Florencio Varela ha conmocionado a la Argentina por la brutalidad del crimen y su presunta conexión con el narcotráfico. Las víctimas fueron Lara Gutiérrez (15), Brenda del Castillo (20) y Morena Verdi (20), quienes desaparecieron el viernes por la noche cuando salían rumbo a una fiesta en el Bajo Flores. Cinco días después fueron halladas descuartizadas y enterradas en una vivienda de Villa Vatteone, en el sur del Conurbano bonaerense.
La investigación reveló que las jóvenes habían solicitado un auto por aplicación, pero lo cancelaron al recibir la promesa de que pasarían a buscarlas. Una Chevrolet Tracker blanca las recogió en La Tablada y, en lugar de llevarlas a la fiesta, las condujo hacia una trampa mortal. Poco después, sus teléfonos se apagaron y sus familias denunciaron la desaparición.
Las primeras 48 horas fueron infructuosas, pero un avance clave se dio cuando se detectó la señal del celular de Lara en Florencio Varela. Cámaras de seguridad confirmaron que la camioneta había ingresado a una vivienda de Villa Vatteone. Allí, un allanamiento reveló un fuerte olor a cloro y a dos jóvenes, Magalí González Guerrero (28) y Andrés Parra (18), limpiando la escena. Ambos quedaron detenidos. Durante la madrugada del miércoles, los peritos hallaron los restos descuartizados enterrados en el patio.
La investigación avanzó con la detención de otros dos implicados: Iara Ibarra (19) y Miguel Ángel Villanueva Silva (27), este último peruano y vinculado al narcotráfico en la Villa 1-11-14. Los cuatro fueron indagados, pero ninguno colaboró. Villanueva y Parra fueron imputados por homicidio calificado con alevosía, ensañamiento, concurso premeditado y violencia de género, mientras que González Guerrero e Ibarra fueron acusadas de encubrimiento agravado.
Las autopsias confirmaron que las víctimas fueron torturadas y asesinadas en forma escalonada como parte de un acto de disciplinamiento. Lara sufrió amputaciones, quemaduras y cortes antes de morir desangrada; Brenda murió por fractura de cráneo y heridas punzocortantes; y Morena fue estrangulada y golpeada brutalmente.
Un elemento estremecedor fue que las torturas y asesinatos habrían sido transmitidos en vivo en redes sociales ante un reducido grupo de seguidores, supuestamente integrantes de un clan narco. Según declaraciones oficiales, uno de los atacantes dijo en la transmisión: “Esto pasa si me robas droga”, lo que refuerza la hipótesis de una venganza narco.
El presunto autor intelectual sería un joven narco peruano apodado “Pequeño J” o “Julito”, de 23 años, que habría ordenado el crimen tras el robo de droga a su organización. Se cree que su base está en la Villa Zavaleta, aunque los allanamientos realizados resultaron negativos.
Pese a la magnitud del caso, las fuerzas de seguridad admitieron no tener registros previos de “Pequeño J”, lo que sugiere que sería un nuevo actor en ascenso en el entramado narco. Las autoridades investigan sus vínculos con el Bajo Flores y Barracas, zonas frecuentadas por las víctimas, quienes presuntamente ejercían la prostitución en el área.
El crimen, calificado como narco femicidio, expone la creciente violencia de las bandas en el Conurbano y el uso del terror como mecanismo de control, dejando abierta la incógnita sobre la identidad y paradero de su presunto instigador.
RADIO SENTIMIENTO
Redactado por Bethzabel Chavez

